Texto Pivôt:
Diez años después del primer viaje del nuevo funicular dos Guindais, las opiniones son muy diferentes. Turistas alaban su comodidad y sus vistas, algo que no comparten los vecinos, que se quejan del derrumbe de sus casas y los problemas que les trajo el funicular desde el principio.
Entrevistado 1: “La colectividad, el Guindalense y hasta el fondo, para pasar el funicular, fue trasladada. Exactamente, par aquí para abajo la gente y las casas fueron para los barrios y dejaron de existir por causa del funicular”
Off 1: Cada zona tiene sus dos caras, y los Guindais de Oporto no podría ser menos. Mientras en una parte están los vecinos, descontentos con el funicular y lo que este supuso, por otra están los turistas, encantados con el transporte, el descanso que supone salvar las distancias y, sobre todo, las vistas que este proporciona.
Entrevistado 2: “Sí, justamente salíamos ahora de haberlo pillado. Me parece una experiencia estupenda como punto de contacto con Oporto y te transmite realmente la belleza y el encanto natural que tiene esta ciudad”
Entrevistado 3: “Es una buena idea. Una buena idea para evitar subir toda la cuesta”
Entrevistado 4: “Es muy bonito. El ambiente de alrededor es muy pintoresco, muy verde, y la muralla también, es un sitio precioso”
Off 2: Al contrario que para los extranjeros, para los habitantes del barrio el funicular no supone más que problemas
Entrevistado 5: “No ayudó mucho en materia de que antes pasaban extranjeros por las escaleras y ahora no pasan tantos. Por tanto, ayudar a la colectividad, no. Ayudó sí, a los extranjeros para poder ver este paisaje que tenemos de fondo que es muy bonito y que ayudó a ellos propios”.
Off 3: Con 10 años ya a sus espaldas, el funicular dos Guindais se encuentra en el medio de dos extremos. Por una parte, la belleza turística, el ahorro de las distancias y la maravillosa vista de la Ribeira. Por otra, el precio que esto supone. Casas derrumbadas, gente desahuciada y vecinos descontentos por la manera en la que se han hecho las cosas con el trazado. Ambos puntos de vista se enfrentan desde el principio y lo seguirán haciendo día tras día, sin solución aparente. Las dos caras de los Guindais, frente a frente